Prádena es un pueblo de montaña, con numerosos arroyos y pendientes, con las cada vez menos frecuentes, casas típicas de piedra y tejados de pizarra negra. Esta construcción especial, hace que se pueda asemejar a los pueblos relativamente próximos de la “ruta de la piedra negra”, del noroeste de Guadalajara. Y aunque esté fuera de esta ruta turística, Prádena posee un toque de originalidad y belleza, dada la conjunción de su arquitectura típica, con el magnífico enclave paisajístico que lo rodea. Prádena tiene la suerte de contar con dos bonitos ríos, que riegan sus tierras.
El Pelagallinas (del latín “pera galina”, que significa piedra blanca), que atraviesa con aguas todavía algo bravías el pueblo, tras pasar magníficos bosques de pinos, imponentes masas de rocas o cuevas como “la cueva del oso”, para a continuación ir avanzando entre meandros y gargantas estrechas, hasta el río Bornova.
En estos dos ríos, crece gran variedad de flora y fauna, siendo de especial relevancia la fina trucha del río Pelagallinas, muy apreciada en cualquier mesa de la comarca.
