Cualquier rincón de su término encierra belleza, encumbrada en los pinos, ricos manantiales y bellos cortados rocosos. Visitar sus tinadas y seguir sus caminos te permite contemplar la más rica variedad de plantas arbóreas, arbustos, flores y pinos negrales. Entre su tamiz, la variedad de roedores, reptiles, corzos, ciervos, jabalís y sobre todo aves de todo tipo, inundan el paisaje llegando a ser idílico.
Y entre sus monumentos destaca la Iglesia de la Natividad construida en el siglo XVI, edificada con escasos vanos y una portada con el típico porche cuadrado con columnas de ladrillo da la personalidad del templo serrano.
Hablan los libros de varias ermitas arruinadas fuera de la villa, concretamente las dedicadas a Santa Quiteria, Madre de Dios, Santa Luisa y Santa Ana. Pero ahora queda la de Ntra. Sra. de la Rubia. (Textos: Vicente Pérez Pérez)
