La Colegiata del Santísimo Sacramento es la obra de arte más importante que conserva Torrijos y una de las más significativas de Castilla-La Mancha.
Fue construida por mandato de doña Teresa Enríquez para servir de sede a la Archicofradía del Santísimo Sacramento, creada mediante bula del Papa Julio II. Su traza se atribuye a los hermanos Enrique y Antón Egas, con la participación del joven Alonso de Covarrubias. Las obras se iniciaron en 1509 y en 1518 se cubrieron las bóvedas y se celebró la primera misa que tuvo lugar el 3 de mayo.
El resultado es un imponente edificio esencialmente gótico pero con elementos propios del primer renacimiento, que tienen especial protagonismo en el exterior del templo.
La puerta oeste, enmarcada por una portada que es quizás la parte más representativa y bella del edificio. Aunque no se conserva documentación que lo acredite, se considera que en su traza participó Alonso de Covarrubias. Es un hermoso ejemplo de plateresco, caracterizado por la acumulación de motivos ornamentales, jambas decoradas con florones, entablamento clásico, arquivoltas con cabezas de querubines, motivos eucarísticos, símbolos de los Evangelistas, llaves de San Pedro, etc. Destaca la utilización simbólica de diferentes fustes y capiteles islámicos, en un ejemplo de spolia destinado a mostrar el cristianismo triunfante con el que se vincula la edificación.
La nave central es bastante más alta que las laterales, lo que permite su iluminación directa mediante grandes ventanales góticos. Sus bóvedas son de crucería con terceletes –salvo las de la cabecera y los tramos próximos, que son estrelladas.
Por su parte, el abovedamiento de las naves laterales es de crucería sencilla. Los pilares de sustentación son fasciculados, con finísimas columnillas adosadas de estilo igualmente gótico.
En su interior destaca el Retablo Mayor encargado en 1558 a Juan Correa de Vivar, uno de los mejores pintores castellanos de los años centrales del siglo XVI, colaborador de Juan de Borgoña y máximo representante del Renacimiento toledano.
En el interior del magnífico coro se colocó, en el siglo XX, el túmulo funerario con las estatuas yacentes de Doña Teresa Enríquez y su esposo Don Gutierre de Cárdenas. El monumento se situó originalmente en la capilla mayor del monasterio franciscano de Santa María de Jesús de Torrijos, obra de Juan Guas, del que también fueron patronos fundadores. A pesar de los daños sufridos, es uno de los mejores monumentos funerarios que conservamos del primer tercio del siglo XVI y sirve para comprobar la rápida incorporación de las novedades italianas en el arte español de la época.
En 2018 se cumplió el V Centenario de la finalización de la obra (1508-1518) y su posterior consagración como Colegiata por parte de Clemente VII en 1526. Con motivo de este importante aniversario se reformó el museo parroquial de la sacristía y se financió la interpretación del edificio a través de paneles explicativos. La colegiata es, sin duda, una de las joyas no sólo de Torrijos, sino de la comarca.
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