Se cree que este pueblo fue de origen íbero. Su nombre deriva de la torrecilla redonda en forma de cubo como atalaya, erguida en su tiempo para defender las primeras casas de labranza. Durante la Edad del Hierro su término estuvo muy poblado. Tras la reconquista de los cristianos, en el siglo XII, quedó incluida como aldea al Común de la Villa y Tierra de Medinaceli, en cuya jurisdicción permaneció durante siglos. Digna de mención es la iglesia parroquial, románica del siglo XII, de una sola nave, con portada de arco semicircular y pórtico de arcos sobre columnas. Dentro de la nave hay un artesonado mudéjar, el retablo del altar mayor, barroco del siglo XVII con algunas tallas y otro retablo del siglo XVI.