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El Museo de Humor Gráfico Dulcinea se encuentra en la localidad de El Toboso, inmortalizada por Cervantes en El Quijote, y alberga una colección de dibujos dedicada a la figura de la Dulce Ana, Dulcinea, realizada por los más famosos humoristas españoles y extranjeros, cedida por el dibujante y humorista D. José Luís Martín Mena.

La historia de El Toboso, en la provincia de Toledo, es la de un pueblo manchego de remoto origen ibérico, importancia estratégica cuando las órdenes militares repoblaron Castilla-La Mancha en la Edad Media (concretamente El Toboso perteneció a la Orden de Santiago), y una carga inmensa de evocación quijotesca. Todo en El Toboso recuerda a Dulcinea y a Alonso Quijano, el hidalgo manchego que alumbra con su idealismo el mundo, desde las tierras de la Mancha. Está incluida en la Ruta 25 escapadas para viajar con niños.

El Museo Cervantino de la villa de El Toboso, está situado en una antigua iglesia del siglo XVII, que pertenecía a la orden religiosa  la Tercera Orden. Todavía hoy se conserva parte de su estructura con el arco de la entrada principal y un sillar en su fachada con la inscripción 1611. En este rincón literario se encuentra una magnífica biblioteca y una colección que recoge las ediciones más curiosas de El Quijote de todo el mundo, firmadas y dedicadas por diversas personalidades.

La Casa-Museo de Dulcinea del Toboso, en la localidad de El Toboso, está situado en una típica casa manchega de labranza que, por tradición, pasa por ser la de Doña Ana Martínez Zarco de Morales, a quien Cervantes inmortalizó con el nombre de Dulcinea del Toboso, la Dulce Ana. Por tal motivo fue adquirida por el Estado y en 1967 fue inaugurada como museo con fondos que en parte pertenecen al Museo de Santa Cruz.

Qué mejor lugar que donde nació la Dulcinea novia de El Quijote para volver al siglo del Caballero de la Triste Figura. Los vecinos nos recibirán ataviados con trajes cervantinos, y el genio de Don Miguel nos seducirá en calles y plazas con representaciones teatrales, jornadas cervantinas, mercados de la época, exposiciones… y hasta los propios Don Quijote y Sancho entrando en El Toboso